El papa León XIV recordó este domingo, después del rezo del Ángelus, su reciente visita a Turquía y Líbano y agradeció a las numerosas personas que la hicieron posible y a los fieles que lo acompañaron con sus oraciones.
En Turquía, oró con su "amado hermano Bartolomé, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, y los representantes de otras confesiones cristianas" en el lugar del Concilio de Nicea en 325, en la actual Iznik.
"Precisamente hoy conmemoramos el 60º aniversario de la Declaración Común entre Pablo VI y el Patriarca Atenágoras, que puso fin a las excomuniones mutuas", dijo. "Demos gracias a Dios y renovemos nuestro compromiso en el camino hacia la plena unidad visible de todos los cristianos".
El Papa expresó su alegría por la oportunidad de encontrarse con la comunidad católica de Turquía, que, según dijo, da testimonio del Evangelio del amor en su diálogo paciente y en su servicio a los que sufren.
Dirigiéndose al Líbano, el Papa dijo que el país sigue siendo "un mosaico de convivencia" y dijo que se sentía alentado al escuchar a muchas personas dar testimonio de ese modelo.
"Conocí a personas que proclaman el Evangelio acogiendo a los desplazados, visitando a los presos y compartiendo pan con los necesitados", dijo. "Me conmovió ver a tanta gente en las calles saludándome, y me conmovió profundamente el encuentro con los familiares de las víctimas de la explosión en el puerto de Beirut".
Si bien él trajo una palabra de consuelo, dijo el Papa, a su vez recibió un consuelo mucho mayor de la fe y del entusiasmo del pueblo libanés.
"Lo sucedido estos días en Turquía y Líbano nos enseña que la paz es posible", concluyó León XIV, "y que los cristianos, en diálogo con hombres y mujeres de otras religiones y culturas, pueden ayudar a construirla".