“Tenía muchas ganas de venir aquí en estos primeros días del nuevo ministerio que la Iglesia me ha encomendado, para llevar adelante la misión como Sucesor de Pedro”.
Al final, después de recitar el Ave María y cantar la Salve Regina, el Papa León XIV se dirigió a los presentes en la iglesia, saludándolos a quienes estaban en el templo y a los “genazzanos” que estaban reunidos fuera de la iglesia.
“He deseado mucho venir aquí en estos primeros días del nuevo ministerio que la Iglesia me ha confiado, para llevar adelante esta misión como Sucesor de Pedro”.
Y recordando la visita realizada tras su elección como Prior General de la Orden de San Agustín (en 2001), y la elección de «ofrecer la propia vida a la Iglesia», el Papa reiteró su «confianza en la Madre del Buen Consejo», compañía «de luz, de sabiduría» con las palabras que María dirigió a los sirvientes el día de las bodas de Caná, narradas en el Evangelio de Juan: «Hagan lo que Él les diga».
Luego, junto con la comunidad agustina, el Papa se dirigió a una sala interior para un encuentro privado.
El santuario, regentado por los religiosos de la Orden de San Agustín, alberga una antigua imagen de la Virgen, procedente de Scutari (Albania), muy querida por la Orden y en memoria de León XIII, Papa que nunca llegó a visitarlo pero que en 1903 lo elevó a la dignidad de basílica menor.
Otros Papas habían recurrido a la Madre del Buen Consejo: Juan XXIII en 1959 y Juan Pablo II en 1993. Hoy, en cambio, es el Papa León XIV, quien siendo cardenal, el 25 de abril de 2024, celebró la Misa en el Santuario con ocasión de la fiesta de la “Venida” de la Madre del Buen Consejo. En su homilía, el entonces cardenal Prevost expresó su devoción a la Virgen, instando a los fieles a inspirarse en María para difundir la paz y la reconciliación en el mundo.