Es un gesto de fe, confianza y entrega, que busca renovar la vida cristiana de los fieles y fortalecer la unidad en torno a Cristo, con la ayuda e intercesión de María.
Este acto no tiene un efecto mágico ni sustituye el compromiso personal del obispo ni los fieles con la fe, pero sí expresa públicamente el deseo de vivir bajo el ejemplo de María: en docilidad a la voluntad de Dios, en servicio a los demás y en fidelidad al Evangelio.
La consagración puede hacerse en contextos especiales, como aniversarios diocesanos, situaciones de crisis, culminación de un ciclo o como parte de misiones pastorales importantes. Generalmente, incluye una celebración eucarística, la oración de consagración y, en muchos casos, peregrinaciones, procesiones u otras manifestaciones de piedad mariana.
Al consagrarse a la Virgen, la diócesis reconoce a María como modelo perfecto de discípulo y como madre espiritual que acompaña y protege a la Iglesia en su camino hacia Cristo.
En nuestra diócesis la invitación es para el sábado 11 de octubre, 08.45hs. Estadio Arena UNCAus. Si podes, sumate presencialmente o a través de las redes sociales.
Seamos Peregrinos de Esperanza. Vivamos el Año Santo.