Ante más de mil jóvenes provenientes de las ocho diócesis que integran la Región Litoral -Rosario, Santa Fe, Paraná, San Nicolás, Rafaela, Gualeguaychú, Concordia y Venado Tuerto-, el obispo auxiliar de Santa Fe, monseñor Matías Vecino presidió el sábado, la misa central del Encuentro Regional de Jóvenes en el santuario de María del Rosario de San Nicolás, donde invitó a los participantes a renovar su fe y a superar "el problema energético" de la vida espiritual.

La segunda edición del encuentro se realizó del 10 al 12 de octubre en San Nicolás y llevó por lema: "Tu mirada enciende nuestra esperanza", con el objetivo de renovar la fe y la esperanza en la juventud. 

La celebración fue concelebrada por monseñor Sergio Fenoy, arzobispo de Santa Fe; monseñor Raúl Martín, arzobispo de Paraná; monseñor Han Lim Moon, obispo de Venado Tuerto; monseñor Héctor Zordán, obispo de Gualeguaychú; monseñor Gustavo Zurbriggen, obispo de Concordia; y monseñor Hugo Santiago, obispo de de San Nicolás, junto a una docena de sacerdotes. 

En su homilía, monseñor Vecino trazó un paralelismo entre la crisis energética del mundo y la falta de vitalidad interior de muchos creyentes.

"Dicen que uno de los grandes problemas que tiene hoy la humanidad es el problema energético", comenzó. "Estamos muy acostumbrados a sacar la energía de abajo, a hacer pozos, sacar petróleo... esa energía que es contaminante, que se acaba, que ensucia", señaló.

El prelado afirmó que esa misma lógica se traslada a la vida espiritual: "En la Iglesia también tenemos un problema energético porque a veces estamos muy acostumbrados a sacar nuestras energías de abajo, de nosotros mismos, de nuestras fuerzas, de nuestras capacidades, de nuestra voluntad. Y esas energías no son renovables".

En cambio, animó a los jóvenes a buscar la fuerza en Dios: "Tenemos que tratar de aprovechar la energía que viene de arriba, que es miles de veces más potente que la de abajo, que es inagotable, que es limpia... ese sol de justicia que es Jesucristo, que con su luz es infinitas veces más potente que nosotros y que no se termina más".

"El virus de la autorreferencialidad"
Monseñor Vecino también reflexionó sobre lo que definió como un "virus" muy presente en la cultura actual: la autorreferencialidad, un término popularizado por el papa Francisco.

"Cuando uno vive de sí mismo, ahí se te acaban las energías", advirtió. "Vivimos en una cultura muy pendiente de la propia imagen, muy consumista, muy individualista... todos tenemos este virus metido adentro".

Según explicó, la autorreferencialidad "va adquiriendo nuevos rostros" en la vida cotidiana y en las redes sociales, cuando "queremos ser el centro", "nos ofendemos por todo" o "dirigimos sin pedir consejo a nadie".

El obispo se apoyó en las lecturas del día para ilustrar su mensaje. Mencionó el caso de Naamán, quien "se recontra calentó" porque el profeta Eliseo no lo recibió en persona, y el de los diez leprosos que fueron curados por Jesús, de los cuales "solo uno volvió".

"Parece que la historia se sigue repitiendo", observó. "Pero ese uno tiene tanto valor. ¿Qué hace este uno? Vuelve al Señor, mantiene el vínculo con Jesús".

Monseñor Vecino subrayó que volver, perseverar y mantener los compromisos "es un signo de ir en contra de la autorreferencialidad".

El prelado concluyó su predicación invitando a los jóvenes a "alimentarse de las energías renovables que vienen de arriba".

"Ahí es donde se enciende la esperanza. Cuando nuestra mirada se conecta con la de Jesús, que es la mirada de lo alto", afirmó.

Finalmente, encomendó el encuentro a la Virgen María, invocándola como "estrella del mar" y modelo de fe: "Que ella nos enseñe a salir de nosotros mismos, de la autorreferencialidad, para encontrarnos con Dios y con los hermanos".

Clausura del encuentro: "No dejes que maten tus sueños"
El obispo anfitrión, monseñor Hugo Santiago, presidió la misa de clausura del encuentro el domingo 12 de octubre. El prelado centró su homilía en la vocación, la identidad y la felicidad cristiana de los jóvenes.

Inspirado en una canción cuyos versos dicen "quiso volar, igual que las gaviotas, libre en el aire, por el aire libre...", el obispo de San Nicolás animó a los jóvenes a no resignarse a la mediocridad: "No dejes que maten tus sueños", expresó. Y añadió: "Querido joven, querida joven, no sólo podés volar y no quedarte en el suelo guardando la cordura, sino que volar es tu vocación. Estás hecho para las alturas, no para la chatura."

En su mensaje, monseñor Santiago invitó a los participantes a "hacerle caso a su sed" de verdad, bien y belleza: "Tu inteligencia tiene sed de verdad, tu voluntad tiene sed de bien, tu corazón tiene sed de belleza. De ese modo te encontrarás con Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre."

El obispo subrayó que "tu identidad y el sentido de tu vida sólo los encontrás en Jesús", quien responde a las grandes preguntas existenciales: "¿De dónde vengo? ¿Cómo tengo que vivir? ¿Hacia dónde voy?". Recordó que el ser humano "no es fruto de la casualidad", sino "hijo del Padre que te ama", y que esa identidad se resume en tres dimensiones: "Sos hijo, hermano y señor: hijo de Dios, hermano de los demás y señor de las cosas."

En otro tramo de la homilía, el prelado advirtió sobre las falsas promesas de felicidad: "Hay sólo dos caminos: uno que es una falsa promesa de felicidad que termina en frustración, y otro que es el verdadero y consiste en dar la vida para encontrarla." Definió como "ídolos" al dinero, el placer y el poder "cuando se los toma como fines", y sostuvo que esas búsquedas "terminan en frustración porque no te pueden dar la felicidad que prometen."

Frente a esa alternativa, recordó las palabras del Evangelio: "El que busque su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mí y el Evangelio, la encontrará" (Mt 16, 25). Y explicó que "el camino verdadero es salir de uno mismo, hacer la voluntad de Dios y amar a los hermanos."

Monseñor Santiago destacó también que "la realización humana no está en tener más, sino en ser más", y que los actos virtuosos son los que hacen crecer interiormente a la persona: "Si decís la verdad muchas veces, eso te va haciendo veraz y confiable; si concretás gestos de bondad, eso te hace una persona bondadosa."

Para ilustrar la experiencia de la alegría que brota del servicio, citó el ejemplo de las misiones juveniles: "En la medida que avanza la misión y se integran, va creciendo la alegría... al final es un estallido de felicidad donde todos querrían prolongar la experiencia que se termina." Y definió esa alegría como "el beso de Dios que te dice: estás bien encaminado."

El obispo concluyó animando a los jóvenes a seguir el ejemplo de María: "Por más que tengas la presión del 'todo el mundo vive así', no te quedes en el suelo guardando la cordura; como Jesús, estás hecho para volar." Y finalizó exclamando: "¡Viva Jesús, nuestra identidad y felicidad! ¡Viva María, nuestra Madre!".