En una calurosa jornada este 29 de noviembre, Catamarca comenzó a vivir las fiestas en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, en el marco del Año Jubilar de la Esperanza. Fieles locales y peregrinos que ya llegan a San Fernando del Valle de Catamarca participaron de la tradicional Bajada de la Imagen, animados por el lema "Peregrinos de esperanza".
Durante la tarde, la imagen cuatro veces centenaria fue descendida desde el Camarín hasta el Presbiterio. El obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc, la llevó en brazos, acompañado por sacerdotes del clero catamarqueño, entre ellos el vicario general, presbítero Julio Murúa, y el rector del santuario catedral, presbítero Juan Ramón Cabrera.
En su recorrido hacia el trono festivo, la imagen fue saludada por autoridades civiles, entre ellas el intendente de la San Fernando del Valle de Catamarca, Gustavo Saadi, legisladores nacionales y provinciales, autoridades judiciales y miembros de fuerzas de seguridad.
Una multitud colmó el santuario catedral y el Paseo de la Fe, manifestando su devoción con vivas, aplausos y pañuelos agitados, mientras una leve llovizna acompañaba la ceremonia. A la celebración se sumaron cientos de fieles a través de las transmisiones en vivo por redes sociales del obispado, la catedral y distintos medios de comunicación.
Una vez entronizada la sagrada imagen, se proclamó la Palabra de Dios y se leyó una reseña sobre el beato Mamerto Esquiú, próximo a ser homenajeado con motivo del Bicentenario de su natalicio.
Fuente inagotable de amor y misericordia
En su mensaje, monseñor Urbanc invitó a los devotos a dirigirse a la Pura y Limpia Concepción del Valle para pedir su intercesión: que ayude a acercarse a Jesús "fuente inagotable de amor y misericordia", y ser testigos creíbles ante una humanidad "apática e indiferente de todo lo que huele a trascendente y divino".
El obispo imploró por las familias, pidiendo que sean hogares sustentados en la fe, la esperanza y el amor, y que en ellos reinen la paz, la unidad y la devoción. También llamó a cultivar la oración, la participación sacramental -en especial la misa dominical-, la solidaridad, el servicio a los necesitados y la honestidad.
Se dirigió además a la "Madre de los pobres", pidiendo que enseñe a vivir con sencillez y generosidad, y a compartir con quienes más lo requieren. Finalmente, rogó a la Virgen que acompañe a cada familia para que sea un espacio de diálogo amoroso con Dios.
Tras el mensaje, se rezó el Rosario por las intenciones presentadas a los pies de la Virgen.