Desde su llegada, los fieles se acercaron para agradecer, pedir bendiciones y honrar a la Madre, en una jornada que ya se siente como el inicio espiritual del mes mariano.

“No hay cansancio cuando la Madre camina con uno”. Entre los peregrinos destacó Saturnino Medina, encargado de cumplir la promesa de trasladar la imagen desde Itatí hasta Caacupé. Contó que esta tradición comenzó en el año 2000, y desde que acompaña este viaje lo hace con una devoción inquebrantable.

“No hay cansancio cuando la Madre camina con uno. Cuando uno ve a la Virgen avanzar, todo esfuerzo vale la pena. Sentimos que Ella viene a encontrarse con su pueblo. No hay cansancio cuando la Madre camina con nosotros”, expresó con emoción.

Su testimonio resume el espíritu de esta peregrinación: un camino de fe que cruza fronteras y fortalece los lazos entre comunidades hermanas. Fuente: ABC.-